15.12.17

Querido Santa:
Te pido no ser un desastre tan grande o que la paciencia de Sebastián se multiplique cada vez que me besa. Te pido también un castillo en júpiter, para encerrarlo y visitarlo una vez al mes cuando se me da la gana de quererlo. Porque quererlo quema, porque quererlo es un absurdo que una mujer no se debe permitir n-u-n-c-a, porque entorpece el espíritu. Te pido también que me quites las ganas de irme si no es con él. Las ganas de jugar a las escondidas y las ganas de echarlo abajo del tapete cuando la vida me o-n-d-e-a. Te pido de cuando en cuando un par de huevos. También que me traigas un costal lleno de palabras y me quites el delirio de telegrafista que he desarrollado con el paso de los años. Quiero también un mameluco, ir a la playa y que le saques las tripas a ese hijo de perra si un día decide dejar de quererme, dejar de besarme o dejar de escribirme. Es todo, por lo pronto. Gracias.

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