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(¿Es que no te puedes detener? ¿Qué pasa? 

¿Qué eres un animal salvaje y bobo?)

Que no, Sebastián, 

que sólo eres un niño forrado en miedo, 

pánico, que te cagas. 

Que sólo soy la mujer de tu vida, de tus sueños, 

la madre mía que cojones, 

la jesucristo te matas por mi coño y mis mejillas, 

por mis nalgas y mi ternura. 

Que sólo soy tu jodida bruja, el amuleto de la suerte, 

de la fortuna y la abundancia. 

Que no, Sebas, que no eres una bestia feroz y gigantesca. 

Que no eres un obelisco pero tampoco una hormiguita. 

Que eres mi centro, mi órbita, mi pedazo de coraje,

mis cuatro kilos de huevos, 

mi bufalito, mi mal necesario, 

mi joder la polla cósmica, 

mi episodio de psicosis romántica.

Que no, toro tonto, que no somos una condena,

ni una jaula, que no somos un mal karma, 

ni el destino hecho mierda, 

que no somos la culpa de la vida, 

ni el espejo de la ignorancia, 

ni el yo puedo más que tú,

ni el antes muerta que domesticarme.

Que somos la semilla, la raíz, 

el necio fruto, que somos el fuego

que somos un espiral,

pero de magia.

S.T.

 

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