20.2.20

El patio.

Entonces, se me justifica pensar en la quemadura que va a ocasionar si se va, alegar que ese lujo ya no me correspondía y que si lo hace, que si lo hace no puedo tumbarme a pedirle que lo considere de nuevo. Se me justifica que voy a berrear y bramar, que voy a explotar y a derrumbar el único castillo que me he empeñado en construir en el aire y con arena. Sólo entonces, se me justifica tener el descaro de asegurar que le pertenezco y que siendo yo el idiota que soy, me pertenece.

S.T.

12.2.20

El discurso.

¿A las cuántas vidas amando mal y como puedes, se llega al centro chicloso? 
Te hubiera encontrado antes:
"Quédate acá sentada
y espera por mí, no tardo". 
¿Cuántos dolores habré llegado tarde? Supongo que sí estamos a mano. 
Que nadie se atrevería a decir 
que no nos hemos amado 
con todo lo que somos, 
que no nos hemos equivocado 
con todo lo que fuimos. 
Que no, que nadie.
Supongo que hay algo de tuyo 
y algo de mío en cada atardecer. 
Algo de nuestro en todas las veces 
que aún no nos tomamos de la mano. 
Supongo que cerrar los ojos 
es mi manera de estar contigo. 

S.T.

2.2.20

Yegua

Y me he asustado mucho, búfalo. Porque vas a cansarte, vas a asfixiarte, porque estoy cuajada y jodida y ojerosa y no vas a quedarte. Me he asustado hasta la médula, hijo de perra. Porque te sale humo, te sale fuego, te sale muerte. Porque veo tus venas. Porque tus dientes rechinan y cierras las manos y aprietas muy fuerte. Vas a joderme, a reventarme, aventarme. 
A la pileta de tus colecciones. 
Entre coños y brazos y lenguas que te amaban. Entre todas las cosas que te terminan cansando. Que ya no te sirven, 
ya no te gustan, ya no te llenan. En la pileta mugrosa dónde abandonas todo lo que no puedes controlar. Jodido perro herido. 
¿Qué te hizo la vida? ¿Qué te ha quitado? ¿Qué carajos te duele tanto?
S.T.