28.11.15

Telegramas.

Sofía se ha quedado en casa, me ha llamado. Cuando llama es porque está rota...
Me ha gritado durante 45 minutos lo poco hombre que soy. Que me falta madurar y que no tolera escucharme cuando follo con tantas mujeres. "se te va a caer el pito algún día,Sebastián" "maldito el día en que el universo te parió y te puso en mi camino"...
Cuando Sofía me insulta es porque el pocos huevos de su marido no le cumple, o le cumple a otras. Cuando Sofía llama histérica y paranoica y maldice mi existencia es porque ama demasiado a un hombre que no soy yo. Cuando se queda sentaba mirando el limbo es porque algo dentro del pecho le revolotea con el mismo pánico como ilusión. Cuando Sofía, mi pequeña fierecilla se queda en silencio y dice "todo está bien", se está tragando un puñito de vida que se le escapa de las manos. Cuando ella llama y me congelo en el jodido espacio, el roto soy yo.

23.11.15

Correspondencia.

Querida Olivia:
A veces lamento tanto que ya no puedas bailar y que el brillo en tus ojos no sea el mismo de antes. Cuando te hago el amor puedo imaginar lo perfecta que te veías en el escenario. Sacándole chispa y fuego a todo lo que te rodeaba. Como haces conmigo y todo lo que me duele por dentro. Lamento no poder darte un hijo, lamento que aunque pudiera, no lo querrías. Y toda la bola de discrepancias que tiene el destino a veces con uno. Lo que no lamento ni por un minuto es entregarme a ti como quién se deja caer en los brazos de la muerte. Porque ya ha vivido demasiado, o lo poco fue suficiente, o nada nunca lo fue. Así me aviento yo en una red imaginaria que llevas en los ojos, que me promete que lo mundano está tan lejos de mí como el fracaso. Gracias por darle vida a mi empolvado interior. Por poner de frente mis peores miedos, empezando con nunca estar a la altura de tener tu amor. Tu amor que me congela las ideas, tu amor que me transporta a los mejores momentos de mi vida,ahora tuya. Tu amor como una bola de nieve que baja a velocidades absurdas. Tu amor a cuenta gotas cuando no sabes ni lo que quieres de mí o de ti o de la vida. Tu amor que me amenaza con dolerme hasta el alma porque soy muy viejo para permitirme una caída más. Una de esa magnitud. Pero ¿Qué esperaba de una mujer de esa magnitud? Tu amor, mi pequeño escorpión. Mi fauna entera. Tu amor que me lleva de la mano al fin del mundo, a ver cómo todo acaba menos tú y yo. Tu amor tan torpe, tan extraordinario, tan austero de explicaciones. Tu amor tornado y huracán y todos los golpes que pueda yo soportar. Gracias por sacar mis huesos fuera de límite y atragantar mi autoestima. Por parchar mis ineptitudes con una simple sonrisa. Por llegar a desmembrar mi espíritu y dejar todo expuesto. Mis infinitas gracias. Mis eternos lamentos. Por ti y por mí y por lo nuestro.

18.11.15

Ojeras Parte I

¿No es acaso difícil porque ambos estamos aprendiendo a amar? O porque yo no sé encaminar las palabras cuando me miras y siento en cada poro que me quieres. O porque no encuentro la forma más extraordinaria de decirte que debemos estar juntos porque estando a tu lado encuentro la mejor versión de mí. O porque me quedo inmerso en tus ojos cuando debo explicarte que aquélla semilla hizo simbiosis con mi cuerpo y ahora todo yo soy un mar de raíces. O porque no entro en mí mismo de todo lo que siento dentro. Por ti. Como la euforia de conocerte,el pánico de perderte, las ansias locas de apretarte y hacerte añicos y llevarte en mi bolsillo como algo mío. Como la irrelevancia del mundo cuando estoy dentro de ti. Como nunca saciarme de tu existencia y no encontrarle sentido a la mía si no es juntos. Como decirte burlonamente que eres la primera cuando en realidad quiero decir que quiero que seas la última. Como todo lo que no me permite alejarme y por el contrario me une a ti con una fuerza desmesurada. Algo así.

13.11.15

De planes de arena.

Yo quería toparte en la calle y que me dijeras lo guapo que me veo con éstas ojeras viejas. Y tener que invitarte un café por cínica y tener que follarte por rica. Y tener que callarme por torpe. Yo quería quería quería sentarme a contar estrellas muertas y tomarme la vida como cerveza fría. Como aguardiente, como tus ansias. Yo quería la casa y los niños y los perros y el desastre y casi nunca limpiarlo y esperar esperar por ti y que lo hagas. Y el olor a cena y el olor a cama y el olor a mía. Yo quería quería quería los domingos  tontos. La pelea pendeja. El coño y las nalgas de la misma vieja día y noche. Invierno y llanto. Creer en los milagros y cantarte de la A al fin del mundo. Y bailar y cerrar los ojos. Y esperar que todos los semáforos me tocaran en rojo y besarte y meterte mano, lengua y vida en un instante. Y oler tus pedos y encabronar al vecino y joderte en la ducha. Y que se queme la comida y que sueñes conmigo y que y al día siguiente me abraces tan fuerte que me hagas llorar. Y me digas me digas me digas que soy tu capullo, tu balance y tu fuerza. Tu amor predilecto. El bastardo perfecto. Quería quería despegarme del suelo y llevarte en mi cuello. Quería yo quería tu mano en mi pecho, en mi pito, en mi mano. Tu mano mi guía y tu amor de alimento. Quería quería y quiero.

6.11.15

Tonto

(Siempre pensé que llegaría el día, mi día. Ese, el que uno nunca olvida, el que uno cuenta mientras el mundo importa un carajo. Siempre pensé cariño, que llegarías antes, que no te irías nunca. Siempre, que yo era grande, un Dios, que yo era un roble con raíces como mares. Que tú eras blanca como la nieve y por dentro igual. Que me habías estado esperando, que un mundo nuevo se abría a tus pies cuando tus ojos buscaron los míos con tanta intención.)

-Te veías guapo, te veías mío. Te veías recio, te veías vivo, te veías lleno, te veías ebrio, te veías encabronadamente ebrio, te veías contento, el cabrón más contento de la pocilga. 
Y me viste.

3.11.15

Cosas que ya no importan.

(Con todos los hubiera escurriendo en mis manos, en mi pecho, nunca más en tu coño.)
Te hubiera enseñado cómo acaba el mundo. Te hubiera, mi vida, llevado al centro del volcán. 
Yo, Sebastián Don Hubiera. 
Te hubiera envuelto como tamal durante todo el invierno, desnudarte, bailarte y maldecirte con todos los carajos, con todos los diantres, con todos los a la chingada que puedan salir de mí. Te hubiera amado cada arruga como carretera. Te hubiera follado de lo lindo hasta el cansancio. Hasta el asco. Joder, Olivia, como animales. Como la bestia que soy. Hubiera. Que te hubiera sacado los ojos, que te los hubiera cocinado, que te los hubiera dado de comer en la boca. Que te hubiera terminado un centenar de libros, una noche, entre tus piernas. Todos escritos por mí. Hubiera, hubiera, hubiera. Tapizar tu organismo: La pastilla, coño, de la migraña, carajo, la de todas las "itis". Joder, joder, joder, la píldora, Olivia, la azul y la morada y la roja y la que no te hace nada pero te haces ideas. Te hubiera, bebiera, tuviera, jodida mocosa. Te hubiera puesto un anillo que cueste la casa y el carro y el culo. Hubiera, señora, bautizado todo lo que sigue sin nombre dentro de esa cabeza-calabozo que tienes pegada a los hombros. Tus reconchudos berrinches, tu falta de, tu sobra de. Tus dudas de, tus miedos, ascos. Tus ridículos, tus altos y bajos, tus dentros, tus eternos momentos fugaces, tu ironía, tu absurda manera de mirar el mundo, tu falta de un mundo, tus islas, tus mocos, tus pelos, tu existencia sin argumentos. Tu sonrisa, tus ojos, tu cuello. La misma mierda te hubiera amado, santificado. Hubiera, quisiera. Hubiera, no. Quisiera. Tomarte la mano en la calle más jodida de la ciudad más jodida del día más jodido. Te hubiera levantado, te hubiera enterrado, te hubiera enseñado, trastornado, te hubiera tanto, te hubiera todo. Quizás lo hago.