8.10.20

Carne roja.

(Recordé por la tarde que el otro día me he quedado mudo mientras te abrazaba y me preguntabas: "¿te gusta la navidad?" )
Como si finalmente supiera qué quiero de regalo. Querido santa, dos puntos y aparte,                  la quiero a ella y al tiempo, 
que me dejes detenerlo cuando me abraza, o que nunca permitas que se me olviden sus palabras. Que logremos llegar al final del camino. Que se vuelva fanática de mis canas y vea un atajo a un mundo distinto en cada una de mis arrugas. Que siga siendo ella, que jamás me permita rendirme y que explote de rabia cada vez que me vea con la intención de desviarme del camino. También quiero una bicicleta. Pero te hago énfasis en ella, porque es bonita y sabe cosas. Y a veces su corazón y sus ojos hablan el mismo idioma que mis ganas de detenerme. 
(Justo aquí con mis brazos rodeando tu existencia: Sí, me gusta la navidad.)

S.T.