¿Es que no te das cuenta que ese perro soy yo?
Todo marcha bien. A veces mi padre es una gárgola. Y a veces el túnel se hace puente y mis ganas de ladrarte se hacen tierra. Luego tus argumentos del viento y mi falta de habilidades. Luego te tiras al suelo y vomitas sangre, celos e inseguridades y arruinas mi camisa negra-la favorita. Y te sueño. Como maldición, como último recurso, y te confieso que anoche me hice una sola paja pensando en tus ganas de ser amarrada. Luego me dormí. Luego me convertí en hielo, luego recordé lo de la dinamita que tengo comiendo desde niño. Que llegaras a poner saliva en tus dedos y apagar la mecha. Para luego decir "Sebastiàn, la dinamita va en el culo" Pensé que me salvarías. Miento.
Soy una extensión de tu mano izquierda, soy la prolongación de tu traquea, soy el redoble de tambores antes de aventarse al vacío. Soy el bicho que tienes en la mano. Soy cada fibra de tu ropa interior favorita. Soy un niño. Soy la mosca que no deja de joderte por las noches. El sol en tu cara cuando tienes resaca. Tu dragón, el que nunca va a volar. Tu búfalo, tu perro, tu jodido animal. Siempre, el más jodido. Y tù eres una isla. Y tù eres una nube. Y tù eres tù y nadie más. Nunca más.
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