(Errado es una palabra que he llevado entre ceja y ceja. Tengo el conocimiento de todos mis absurdos, este: el mayor de ellos. No llevo la bendiciòn. No sè còmo hacer las paces conmigo, con algo que me supere. No sè còmo llegar al punto en el que todo se detiene y se puede comenzar en el lienzo blanco. Estoy ofuscado, enojado, no puedo salir de mì. La voluntad no me lleva màs que a dar demos de que puedo cambiar. No tengo idea de en què cosa convertirme si me encontrara solo. No sè a què rincòn del mundo escaparme para borrar los expedientes de todas las barbaridades que he dicho, escrito y hecho. No me queda duda que le debo a la vida màs de lo que puedo pagarle. Que le debo a mis padres un mar de agradecimientos que ni en 3 vueltas al mundo podrìa terminar de retribuir. Que a estas alturas no tengo cara para escuchar un te amo y no titubear de dudas porque el amor es algo que jamàs me he permitido, sin embargo, algo que siempre persigo. Algo que me sale de entre los poros y me hace cruzar mundos de bestias iracundas. No domino el entendimiento de que la nobleza, la humildad y la honestidad puedan llevarme al triunfo. No he visto un trono iluminado, sino siempre en penumbras. Estoy atrapado en ideas vendidas, en ideas baratas, mundanas y no he podido salir. Soy una gárgola, un ente rígido que se resiste a despertar, a luchar contra sus propios demonios por miedo de morir en media batalla. No me queda razonamiento suficiente para rendirme, declararme emocionalmente en bancarrota y pedir auxilio...)
Me detengo, porque no lo tolero.