Hola -se revienta una burbuja-
Hola- te llamas garra y a veces freno. Te llamo libre y a veces mía.
Cierra los ojos y cuenta hasta siete.
(Uno, dos.
Sebastián, mi Sebastián, el que no entra en mi mundo de los secretos.
Yo soy la burbuja, no la revientes.)
Nido, nido, nido, nido... Como el eco del barranco. Como el eco del miedo. Como tus manos que no saben a qué aferrarse cuando me notas ausente.
(No soy ellas, no eres ellos, no eres nada, no soy nada, no me toques, no me grites, no te calles, no me alejes, no le sonrías, no le llames, no la toques, no te toques, no duermas, no sueñes, no me frenes, no me sueltes, no me empujes, no me creas, no me tires, no me engañes, no me mientas, no me ignores, no me escuches, no me mires, no me dejes, no me dejes, no me dejes.)
Hablo con sus ojos: terrible representante.
Me arreglo con su coño: tremenda trampa.
Me hago viejo entre sus brazos: Deleite de victoria.
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