-Que guapo,Sebastiàn. Tienes cara de Sebastiàn.
-Luego yo me sonreìa como niño tonto con cara de Sebastiàn y cerebro de "ya soy tuyo".
-Y esto va a perdurar por siempre.
-Y se iba haciendo pequeña y su voz de eco y fantasma.
-Es el regalo màs bonito que me han dado.
-Y yo no le creì. A una mujer asì deben lloverle cosas màs bonitas.
-Pon a tu Josè Alfredo.
-Y su voz permisiva me derretìa las balas viejas, las viejas balas.
-¿Te prendo tu cigarro?
- Sì (Y el alma, el alma, el alma....)
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