Me he prometido contar hasta diez, cada día.
Respirar por un minuto -desde la barriga- dicen las instrucciones.
Poner mi atención en un sólo objeto, en un sólo sonido.
(Pienso en tu voz, y tu risa.)
En que podría fijar mi atención el resto de mi vida en cómo late tu corazón cuando estás a mi lado.
Respirar por 1 ó 2, ó 3 días enteros, pensando en la manera en que calmas la bestia que llevo dentro.
Que miedo que sueltes mi mano, que miedo que sueltes mi patita, que miedo que me sueltes.
Que miedo el espacio que dejarías, del tamaño de un dinosaurio.
Un hueco, aquí mira, aquí dónde va el corazón, acá dónde va el alma.
Aquí, aquí dónde van los sueños y los planes de volar hacia el mañana.
El vacío aquí en el álbum familiar, y en las reservaciones de fin de año.
El vacío en el jardín, en tu lado de la cama.
Que miedo el mundo para uno, la vida para uno, el shampoo para uno.
El amor, el jodido amor para uno que no seas tú. Que no sea nosotros.
Me he prometido ser menos hombre y más humano. Ser menos torpe y amarte más y amarte mejor.
Y contar hasta diez y contar hasta cien y contar hasta siempre.
Y eternamente cerrar los ojos y respirar -desde la barriga- hasta que desaparezca.
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