Quiero las llaves de tu auto para irme en él al carajo cuando todo me importa más que tú. Y quiero sacarte los ojos cuando olvido que no soy la única mujer en la tierra. Y amarrarte y guardarte en un cajón para cuando me aburra. Y llamarte idiota y llamarte imbécil y llamarte mío. Y gritarte que no me importa si te vas, que así es la vida, que no es para tanto. Y mentir, mentir hasta que se te aplaste el cora y mirarte tan pequeño, tan vulnerable, tan bobo y tan perdido sin mí, que yo no pueda irme nunca. Quiero cortarte los dedos cuando pienso que no soy el primer cuerpo que tocas. Quiero arrancarte los huevos cuando pienso en que quizás no sea el último. Y besarte y morderte, lamerte y pegarme tanto a tu cuerpo que te confundas y creas que soy parte de ti. Que soy la extensión de tus brazos y piernas, que soy un pulmón, que soy tu cerebro y tu corazón. Quiero que nada me importe y cumplirte tus sueños y ser tu bolita de ping pong. Y a la mañana siguiente dejarte muy solo a ver si me extrañas o a ver si yo no. Y verte llorar a lo lejos y gritarte "vas a estar bien, campeón" y romperme a pedazos porque tú eres mi mundo y quizás yo ya no. Mi pequeño búfalo, tonto tan torpe, tan guapo, tan mío y de nadie, tan triste, tan solo, tan todo, quiero, te quiero, nos quiero.
S.T.
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