No,
no quiero sólo tus ratos cursilindos
y perfectos,
tu arcoiris y carcajada.
Quiero tu penumbra, tus desplantes,
tus crisis, tus arrugas,
tu "te voy a prender fuego si me dejas",
tu "ojalá se te caigan los ojos si miras a otras",
tu temor por envejecer, tu miedo del futuro incierto,
tu nunca saber qué quieres
pero siempre saber lo que no.
Tus lagrimas gordas, mares, tsunamis.
Tus cólicos, desvelos, tus prisas.
Tu "odio a todo el mundo,
me duele todo el mundo",
tu "mejor ya no".
No te quiero en fragmentitos,
en cachitos y de lejos.
Te quiero cerca, más cerca,
muy muy cerca, casi dentro mío.
Te quiero monstruo,
te quiero débil, vulnerable.
Te quiero hambrienta,
bruja, roja y mía.