Creo que los domingos se inventaron para sentarme en la esquina de un rinconcito dónde pueda repasar porqué te amo.
Recorrer el día 1 y rascar todos los detalles desde entonces. Tus inagotables maneras de decirme que cada día puedo ser un mejor hombre.
Que ya lo soy. Que a veces no lo veo.
Y tus tiernas formas de aferrarte al nosotros. De nombrar todo en plural para que yo sepa que eres mi cómplice.
Tus besos como enemigos de todos mis demás vicios. Y tu cuerpo como el motor del mío.
Creo que los domingos se inventaron para que extrañarte se transforme en un pretexto para hacer las paces con el universo.
Para agradecer por tu llegada
y pedir que nuestros caminos
nunca se alejen.
Y saber que podremos enfrentar
tantos domingos sean necesarios.
Juntos.
S.T.