Me gusta pensar que existes. Que al final del día algo dentro de mí se siente tibio y es porque estás tú al otro lado de todo lo que yo le he pedido al mundo: Un costalito de ternura. Si te quedas en mis brazos le llamamos refugio y nos olvidamos de todo lo que nos ha dolido. Si te quedas tomando mi mano le declaro la paz a todo lo que me ha espantado el sueño alguna vez.
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