23.9.14

Lo mismo pero más barato.


(¿Tienes miedo?)

¿Miedo como graaaawwwwr?


Tengo miedo de tus garritas que guardas por debajo, muy debajo. Y de tus dientes que se ensañan con mi cuello. Miedo de tus ojos como diablo fraudulento...


(Te enamoro sin prisas ni dolores a cambio de tu alma.)


Y entonces ahì va mi alma, y aquì nace mi dolor, pero bien enamorada, señor de rojo. Señor del fuego, niño mìo nunca mìo. Pero bien jodida, mira. Pero bien cogida, mira.


¿Cuàndo dejaràs de dolerme, Sebastiàn? De dolerte a ti mismo, a tus grietas, a tus nudos de garganta, a tu hielo, a tu asfixia y a la naderìa que haces entre horas. ¿Cuàndo? De empolvarte las narices, de tejerme la trampa màgica, de entregarte por que sì, por que no. Por que no hay màs, porque no hay modos, de entregarte y nunca hacerlo.


(Cuando el coño sepa a coño y no a lamento, a herida fresca. Cuando el siempre sea eterno y no tu risa de 2 minutos. Cuando el cielo grite gloria entre tus nubes. Cuando mi polla sea tu eje. Cuando el canto sean tus pasos de regreso, nunca huìda. Cuando la sangre te hierva y me la escupas entre besos. Cuando te encuentre en el mismo momento que me buscas. Cuando tu sonrisa sea màs grande que mi ceño fruncido. Cuando mi sangre vaya en otras venas, con tus ojos. Cuando todo acabe, cuando todo empiece...)


Miedo como GRAAAAWWWWWR.

20.9.14

Iceberg Socrático

Tu pezón izquierdo se llama Sebastián.
Tu coño, coño, coño, coño, qué coño, tu coño.


(Mientes, mientes cuando me escribes, mientes cuando me hablas, mientes como espuma, Sebastián. Eres un mar, una bola de nieve, un gato jodido, flaco y mentiroso.
Tenerte dentro es el único momento honesto de tu día, o tus ojos, o tu risa, o tus manos en las mías. Mientes, jodido encantador de mierda. 
Mientes espalda de abordaje, mientes fuego que eriza...)

Le he dicho que me gusta como la nube más grande y esponjada, que me gusta como la puta más puta de la cuadra, que me encanta, canta y ata.
 Que me rompe ola, roca, como gata. 
Le he dicho que el invierno me viene grande, la polla me viene grande. 
Le he dicho que me quiero comer sus ojos, por decirle que me gusta la forma en que me mira. 

No le he dicho que tiemblo, que soy un niño, que no me abrace, que no me ame, no le he dicho que duele,
 porque duele a veces mirarla, 
no le he dicho que es absurdo, no le he dicho que creo en el infierno,no le he dicho que no duermo, que a veces mientras lloro me pajeo, no le he dicho que ya amo su voz...

(Tampoco me dijiste que eras una liebre, que eras un león imbécil, viejo, de circo.
 Tampoco me dijiste que el pasado siempre te tira y te folla por el culo. 
Tampoco me dijiste que tu olor idiotizaba, que eras un obelisco, una bestia. 
Tampoco me dijiste, Sebastián, que eras un laberinto y un romántico vulgar sin remedio.)

-Tu boca es mi medida.

10.9.14

Palabras Necias

Necesito que entiendas que a veces no, no me interesa como te ha ido en el trabajo, en la calle, en las casas ajenas porque ya llegaste, porque ya eres mía, porque ya no hay mundo.
No me interesa si lograste salir del tráfico o tu madre te ha repetido que no valgo la pena.
Que no me interesa si tu amiga la enferma, se ha salvado un mes más.
Que no me importa si tu médico te ha dicho que vas bien, que no dejes las tabletas, las inyecciones y el sexo.
Que no me importa si la noticia más grande sale de tu boca, cuando cruzas esa puerta, entiende, el mundo acaba.
Yo mismo me convierto en tu extensión y tampoco mi día hace falta relatar.
Que se trata de respirar-te, desvestirte, besarte o mirarte.
Que se trata de re-idealizar-te para la mañana siguiente. Para lo que viene,
se trata de sobrevivir-te.

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8.9.14

En la vida se puede ser un oso, un mes, un refugio, en la vida se pueden ser 101 razones para quedarse, se puede ser un buen amigo, un buen polvo, un castrante vecino, un reverendo imbécil, un jodido muerto de hambre, un filosofo, un fumador pasivo, un marica de closet, un pedofilo, un jardinero bien parecido, un escritor...

Y yo soy esto, y bien tuyo.

2.9.14

La danza del mar muerto


¿Qué caso tiene Sebastián?
Lo repites en la ducha. ¿Qué caso?. Me lo escribes en los espejos, en las paredes. ¿Qué caso? Me lo escupes en la comida. ¿Qué cojonudo caso? Me llamas y me gritas. ¿Qué caso, qué caso Sebastián, qué caso, qué? Llegas a casa me avientas un plato y me retumba ¿Qué caso? Vas a la cama, me la jalas y te sigues preguntando ¿Qué caso tiene?


Y te pasas las horas, de día en día, de mes a año amando sin sentido al pendejo de Sebastián.
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