31.5.21

Mufasa muriò por un pancito.

 ¿Habrà manera de salir ileso de esto?
, te acercas y me dices màs bajito de lo normal: "Sì, que no salgamos nunca". Y me imagino eterno, dentro tuyo. Rompiendo la mala racha, la pèsima costumbre, el nada solicitado eco del mundo. Y me imagino dentro de una canciòn hecha para los dos. Y una pelìcula hecha para los dos. Y un libro. Y una vida.
Y empiezas a hablar en plural y no te lo digo porque te espantas. Y  te veo poner semillitas de inmortalidad en cada jardìn que cruzas. Y te encuentro con ganas de guardar los miedos en un cajòn, y me siento a desear que por distraìda pierdas la llave y por olvidadiza no la quieras ni buscar. "Nos tengo fe, tonto". Y terminas aniquilando cualquier argumento con un sòlo beso. Y me quedo flotando.
 (Y voy a querer escribirlo todo, por si alguno de los dos lo empieza a olvidar.) 

S.T.

19.5.21

Las vacas sí pueden nadar.

Si ella estuviera aquí, me voltearía a ver y diría                                    "Abrázame, ya lo decidí ", 
porque eso hacía, decidirlo todo. 
Cuándo debía besarla, cuándo debía tocarla,
cuándo sonrojarme por sus atinadas vulgaridades. 
Decidía mi hora de dormir
                                                     (la cual siempre era hasta que a ella le diera sueño.)  
Qué camisas debía ponerme, -"esa no te la había visto, pero ahora es de mis favoritas".
Decidía mis horarios para fumar
                             (después de verla, porque antes se quedaba el sabor del tabaco en mis labios
 y eso no le gustaba.) 
Cuántas veces debía sonar el teléfono 
antes que yo contestara: Una, porque dos es demasiado si siempre tienes el teléfono en la mano- decía. 
Decidía las llamadas que iba a recibir a diario: 
una por la mañana camino al trabajo, otra por la tarde saliendo. Quizás una antes o después del ejercicio. Y una antes de dormir...
          "Ya lo decidí, ya lo decidí, ya lo decidí."
Pero no decidió amarme, 
                                            sin embargo lo hizo. 
(Y decidí que nunca iba a dejar de hacerlo.)


S.T.

10.5.21

Esa yo la pago.

Me convertí en mi padre,
para no tener que extrañarlo 
si me llegara a faltar.
Pero mi madre,
¿Qué hago con tanto?


S.T. 

9.5.21

Una canción más y me meto a bañar.

Éste es un hecho:
Tu estratégica manera de esconder
tus perfumes en mi cajón 
antes de irte,
sigue acechando.


S.T.