-Joder, esto de ser ciego...
-Sordo, eres sordo Sebastiàn.
Ya se acostumbró la niña a estas cursilerìas que no me dice nada.
(Que asco, que asco, que asco, quita eso, c a l l a t e.)
Que anoche le dije " te quiero" y en la mañana duré una hora vomitando a ver si se me salìa tanta bobada. Luego llego y me topo con que Alberto está sufriendo el mismo mal: Castración por exceso de melosidad.
¿ Cómo le voy a dar un jodido hijo si ya me arrancó los huevos?
¡Felicidades cariño!
(Por otra parte, hay una mosca que no deja de joderme cada vez que escribo. Ve a cagarle la concha a tu madre.)
-Si no me crees que esto se pasa de naranjas y cigarros, de miel y azufre, de...
-Ay ya, ¿ qué vas a hacer si no te creo?
-Escribir tu nombre, follarme a tu nombre, asfixiarlo, mamarlo, succionarlo, secarlo, exhibirlo...
-Ya, ya, que si te creo maricón hijo de puta.
Me gustas, Sebastián.
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