Yo quería toparte en la calle y que me dijeras lo guapo que me veo con éstas ojeras viejas. Y tener que invitarte un café por cínica y tener que follarte por rica. Y tener que callarme por torpe. Yo quería quería quería sentarme a contar estrellas muertas y tomarme la vida como cerveza fría. Como aguardiente, como tus ansias. Yo quería la casa y los niños y los perros y el desastre y casi nunca limpiarlo y esperar esperar por ti y que lo hagas. Y el olor a cena y el olor a cama y el olor a mía. Yo quería quería quería los domingos tontos. La pelea pendeja. El coño y las nalgas de la misma vieja día y noche. Invierno y llanto. Creer en los milagros y cantarte de la A al fin del mundo. Y bailar y cerrar los ojos. Y esperar que todos los semáforos me tocaran en rojo y besarte y meterte mano, lengua y vida en un instante. Y oler tus pedos y encabronar al vecino y joderte en la ducha. Y que se queme la comida y que sueñes conmigo y que y al día siguiente me abraces tan fuerte que me hagas llorar. Y me digas me digas me digas que soy tu capullo, tu balance y tu fuerza. Tu amor predilecto. El bastardo perfecto. Quería quería despegarme del suelo y llevarte en mi cuello. Quería yo quería tu mano en mi pecho, en mi pito, en mi mano. Tu mano mi guía y tu amor de alimento. Quería quería y quiero.
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