Hablando de santuarios y lobos nobles.
Me encontré tirada una Patricia, le llevo en la bolsa del pantalón.
Ojalá fueras tú.
Una mujer me habla de destino.
La otra de cuánto me sigue odiando.
Tú de lo que se siente ser una roca térmica.
Yo era, el rey del mundo.
¿Tuviste esa sensación alguna vez?
¿En brazos de quién?
Todavía no llegas a la pagina loca, al rojo eterno. Cargas ese libro como biblia. Se me encienden las venas.
Me corre lava por todo el cuerpo, hago las paces con las cucarachas si te caminan por la piel. Me rompo los labios si hablas de la inutilidad del amor. Pero tienes razón. No sirve para nada. Mírame.
Amo las sentencias, amo los personajes, amo el desastre, amo la nada que nos damos.
Se te olvida que soy Sebastián: mitad buffalo, mitad tu idiota.
Me llamas Hitler, luego te burlas.
Deberías ser Eva. Dejar el Braun de lado y adjudicarte el Hitler, el Trento.
Aunque sea una noche o una vida.
No seas cursi y llévame a cenar.
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