... y se te estiran los brazos como a un cristo, cuando...
Cuando te vas de mí, cuando me dejas amarrado, encadenado, anclado. Cuando me dejas y juras que vuelves y yo me quedo recalentando el mismo café día y noche. Cuando pagas, ofreces cambiar al cachorro por uno nuevo, entrenado, de mejor semblante. Cuando te quedas sin voz en las madrugadas que se te araña la cara sólo de pensar, de maquilar ideas absurdas de la ausencia y el futuro y las ganas locas de encerrarme.
Cambio.
Cuando golpeas en mi centro en plena cima y se me cae la vida. Cuando pienso en tus manos y la forma en que se mueven en el aire como bailando, siempre coqueteando. Cuando me cantas, cuando me juras que me amas con unas formas trágicas y humildes. Como nunca me han amado, como nunca me han odiado, que me juras, me juras. Mientras huyes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario