Entonces, dejando claro que yo no soy tuya y que tú eres mío porque mis cojonudas ganas te dan por el culo: No me interesa lo que hagas de tu vida cuando no estás conmigo. Yo, el gran monstruo del pantano me declaro en guerra con batallas de atole con el dedo y pásele a ver a la leona enfurecida. Yo, y lee bien, escucha y siente bien: Yo, me arrepiento de amarte. De sentirlo y decirlo y demostrarlo ridiculamente. Yo, no tengo el más mínimo interés en cambiarte, en moldearte ni en seguirte al fin del mundo. Yo, me voy a quemar en el infierno y te quemas conmigo o te acabas de largar de una puta vez. Yo, mi querido Sebastián el ignorante, el inocente, el niño tarado. Yo no voy a arrugarme a tu lado sin matarte en el proceso. Sin clavarme y dispararme dentro tuyo hasta dolerte como duelen los muertos, hasta quebrarte y aventarte y molerte a besos con machetes y a cielos ya sin gloria. Yo, tu barquito de papel. Yo, tu trofeo de medianoche. Yo, tu morralito de souvenirs. Yo, la mujer más grande y completa y bella de tu inútil e intrascendental vida. Yo: Te odio.
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