Lo políticamente correcto sería agradecer los buenos momentos. Consagrarlos y guardarlos en el baúl de los recuerdos; desearnos la mejor de las suertes, bromear acerca del pasado y asumir un sencillo "estarás mejor sin mí "...
(Sin mí, y sin nosotros. Y sin el hueco que dejas lleno de risas y nudos. Te irá mejor sin las casualidades de encontrar nuestros rostros a medio beso, te irá mejor sin mi cuerpo encajando en el tuyo, sin mis manos tomando las tuyas. Mejor, te digo, sin mí y mis naderías. Sin mí y mi basta imaginación dónde un día lejano puedo decirte al oído "¿Recuerdas el mar tan azul y tan lleno de peros en el que nadamos sin sentido?". Sin mí y el sonido de todas las caracolas haciendo eco: "¿recuerdas?"... ¿Recuerdas mi lengua bailando en tu boca? ¿Mis pies en la dirección contraria de mi corazón? ¿Recuerdas mi forma boba de confundir tus palabras con las mías? ¿Tus gestos coqueteando con los míos? ¿Mis ganas de correr sin detenerme hasta toparme de nuevo con tu cara? Tu #^@¿^# cara. Tu carita. ¿Recuerdas mi existencia colapsando en la tuya y en mi pecho un sin fin de caballos cabalgando sin poder separarnos? Y yo, hablándote yo, gritándote yo, metiéndome yo, hasta lo más profundo de tus entrañas y saliendo de la nada en cada azul y cada rojo y cada tropiezo tuyo. Yo. Siempre yo. ¿Recuerdas?
Y el ahora sin mí ¿A qué sabe?
Saludos cordiales.
S.T.
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