Y luego mi voz se va haciendo un eco
que siempre pronuncia tu nombre,
y lo digo muy bajito para que no duela. (Tanto que me gusta decirlo,
como si sólo yo supiera cómo te llamas)
y se me va, se me va el eco
y se me van los ojos
y me voy al lugar dónde "sí",
al lugar dónde "siempre",
al lugar dónde "ahora",
y ahí me quedo y tiemblo en la orilla
y vuelvo a repetir tu nombre
en el lugar donde "nosotros"
S.T.
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