11.11.19

La siesta.

Si yo pudiera estar en control, te besaría hasta el hartazgo, las dudas y los berrinches y los miedos y hasta los pies. Que bonitos tus pies. Te besaría todo lo que pasa por tu cabeza que no tiene que ver conmigo, tus tiempos muertos, tus tiempos fríos. Te besaría las sonrisas con todo y dientes. Los sueños absurdos y ajenos donde no me encuentro. Te besaría los momentos en que preferirías que no existiera, en que prefieres el camino corto que esto. Te besaría cariño, cada eufórico arranque, cada si pero no pero si pero no. Te besaría cada paso que das que te trae a mí y te besaría también cada paso que das esperando irte de mí.  Y cada logro, y cada gesto, y cada año, y cada vida. Te besaría la sed y el hambre, el otoño, el ansia, esa maldita ansia,  tus partes oscuras y torpes, te besaría el silencio y el grito y tu andar y tu resistencia y tu desconexión y tus náuseas y tus manos, tus manos y tus manos. Y todo lo que desconozco de ti, todo lo que tiembla, todo lo que llora, todo lo que sufre y arriesga y se queda, de ti. Si yo pudiera estar en control, sería un beso. Sería una respuesta, sería calor, sería un siempre, sería un yo.

S.T.

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