Me he topado con tu sonrisa
cada que doy un tropiezo.
O soy el hombre más simpático
que ha pasado por tu vida,
o eres la mujer más risueña
que he conocido en la mía.
Mis miedos: tu sonrisa.
Mis silencios, mis monstruos,
mis ausencias, mis dolores,
y lo que nunca puedo olvidar:
tu sonrisa.
Como centro de nuestro universo.
¿Qué cosa no podría yo enfrentar
sólo por mirarte?
("Son ojos de amor, bruto!")
Me sigue resultando absurdo
que no podamos soltarnos.
Supongo que así es la simplicidad
del amor: Tú me sonríes y yo quiero
tomar tu mano el resto de la vida.
S.T.
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