11.6.20

El rompecabezas.

No recuerdo cuándo fue la primera vez que tomé tu mano. Pero recuerdo la última. Sentí que manejaba al fin del mundo y que nada podría colapsar. 
Aún colapsando el mundo mismo. 
Aún colapsando tu cora junto al mío.
 Aún con las estadísticas y las apuestas y los terribles pronósticos. 
Pero yo tomado de tu mano era otro.
Siempre otro. Uno menos bruto, uno menos bestia, uno más humano, uno más amado. 
Uno, contigo. Me vuelvo un nosotros, un gigante, un dios, un "que venga lo que venga", un para siempre y un nunca más y un perdona la tontería y un sinfín de rinconcitos dónde quiero besarte. En aquella galaxia, y aquella otra y llevarte al mar y llamarte mía y reír a carcajadas sin saber que está pasando. ¡Que estamos pasando! Que somos nubes. Que te quiero tanto,  que tanto es poco. Que me quieres tonto. ¡Que tonto es poco! Que me vuelves loco. Que ¿dónde habías estado? Que lo encontramos todo roto, que nos va a llevar tiempo. Que ese sea el pretexto, mientras le atino. 

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